lunes, 1 de julio de 2013

No es que la cría moleste mucho, no: su presencia es silenciosa. Pero es una niña nerd que no come si no la alimentás, no se va a dormir si no se lo decís, no se baña si no la mandás a bañarse. Yo me siento responsable y a la vez pienso que soy una boluda, que ella se arregle sola, pero no puedo: ella demanda con su silencio. Es una chica particular, muy tímida y que parece que vive del aire.
Ahora tenemos un vientito agradable que entra por la ventana, aleluya. Esta tarde me vino bien irme a ver el piso con tu madre, me sentía agobiada por la cría y el perro. El perro, por cierto, se porta muy bien, pero no estoy acostumbrada a hacerme cargo de todo. Yo no puedo tener perros sola, definitivamente.
Tu madre: fuimos a ver un piso en la misma calle donde está tu ginecóloga, y era un espanto de lugar, moderno, pretencioso y con ventanas pequeñas. Luego salimos de allí y vino su amiga Pilar. Las tres nos metimos en la tienda esa de los jabones que nos gustan. Tu madre mostró su compulsividad característica y nos compró: tres jabones de esos blancos de avena, una crema corporal que elegí yo y que quería pagar yo, ya que estaban en rebajas y solo costaba nueve pavos; un gel de ducha biológico que es súper cuqui. Por supuesto que tu madre enarboló la tarjeta del sitio ese, y pugnó por pagarlo todo, ya que los puntos de la tarjeta nosequé y blah blah blah. De allí salimos y fuimos a caminar por el barrio. Pilar se fue. Llegamos al portal de la casa de tu madre, obviamente terminamos allí por su propia decisión, yo sería incapaz de llegar hasta allí sola; y en eso me dice: ¿quieres subir?
Lo cierto es que me había hecho una imagen de lo que sería el departamento de tu madre mucho más macabra de lo que en realidad es. Es cierto que está lleno de cosas, pero no en plan Enterrado en mi basura. Le dije que no se sintiera mal, que no iba a criticarla y que contara conmigo para echarle una mano con la movida cuando quiera. Me mostró otra vez todos los álbumes de fotos de tu infancia. Sentí que tu madre está muy sola y lo único que le importa en el mundo es tu amor. Ojalá se abra un poco más y efectivamente me deje ayudarla con la historia de sus cosas. Luego, mientras me tomaba una tónica, me dijo lo del móvil, que me lo llevara y que probara, ella tiene aún dos móviles más (el que estaba usando hasta la semana pasada y este gigante nuevo que tiene ahora). Quien te dice, quizás termine dándote a vos el otro. Estos cacharros no son muy lindos, pero corren que es un gusto, ya lo verás. No sé vos, pero yo estaba en la edad de piedra de los celulares.
Y no te cuento mucho más, mi amor: estoy muerta de sueño, tomé un vino con tu madre en una terraza y aquí una cerveza, estoy que no veo.
Te extraño horrores.

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