martes, 2 de julio de 2013

Acaba de irse la niña y siento que vuelve a mí la concentración. Me doy cuenta de que para escribir tengo que estar sola, y con música o silencio. Y que necesito el ordenador, porque siempre me asaltan dudas documentales de todo tipo, y tengo que mirar la Wiki o WordReference o noticias bizarras. Me doy cuenta de que me gusta escribir, es como si me estuviera abriendo un camino donde descubro qué cosas necesito, qué espacio, qué ambiente y ¡qué silla! La mía es una bosta, ahora que estoy usando la tuya lo veo claro. Siento como si me estuviera reconciliando con el acto de escribir, que antes entendía nada más que como una medida desesperada. Puedo escribir sin estar desesperada, pero ciertas condiciones tienen que estar dadas; la soledad me es imprescindible.
Estos dos días con la niña comimos poquísimo: couscous con tomate y pepino de cena. Arroz integral con tempura de calabacín en el almuerzo. Couscous con tomate y pepino para la siguiente cena. Pasta blanca con ensalada de lechuga y tomate este almuerzo. Esta chica come poquísimo y no le interesa ni disfruta el acto de comer. Y a mí, que quiero alimentarme mejor, me gustó esta manera de comer: despojada, desinteresada, minimalista: todo lo contrario a lo que soy.

Me di cuenta también de que hace falta muy poco para vivir, en realidad.
Las únicas guarrerías que comí estos días desde que te fuiste: unas galletas deliciosas que trajo la niña de Londres, biológicas; un capuccino infecto en el Starbucks con tu madre (¿¿a eso llaman café??). Un poco de jamón serrano y tarta de manzana que cociné el día que vino de visita; alguna cerveza y un Otazu que nos bebimos con tu madre ese mismo día aquí en casa; es que quería agasajarla, vio. Y eso es todo. Quiero comer diferente.
Quiero ser capaz de escribir más asiduamente. Y quiero que vuelvas a casa. Te extraño mucho, mi vida.
No tengo mucho más que contarte, no pude agudizar mi percepción hacia cosas pequeñas porque estuve muy interrumpida como para tomar notas mentales. Anoche me quedé hasta las 04:00 toqueteando el móvil nuevo, solo iluminada por la pantalla y el sonido del ventilador. Los animales ni siquiera intentaron dormir conmigo; el sofá es super caliente para dormir, no se banca. Estoy feliz en nuestra cama, y también porque ya es martes, y esa inmensidad de tiempo que parecía un agujero negro entre nosotras se va achicando. Sé que para vos es una mierda este comentario, porque te encantaría quedarte en Bs. As. meses enteros; pero nosotros aquí, sin vos, nos aburrimos y no entendemos el mundo.
Preguntilla tonta y confesión: quiero sacar la tele y guardarla en el armario. ¿Puedo?
Tiré a la mierda la crema esa para el cuerpo que quedaba. Ahora tenemos una maravillosa con Organic Argan Oil from Morocco, que no abrí todavía; espero que no te importe.

No hay comentarios: