viernes, 28 de junio de 2013

Cositas que fueron pasando y que no te conté antes.
Y no te las conté antes porque no pasaron.
Estuve intercambiando correos con esta niña Helena: que viene pasado mañana y se queda un par de días. Ya le di la dirección, con link de Goolgle Maps incluido y explicación del camino en metro; todo muy fiel a tu estilo, pero sin ser papirolesco.
Desayuné un cuenco de cereal con yogur de soja y luego en el bar dos tostadas de pan con tomate y un té. Almorcé tarde, una especie de pisto que hice con tomates y un calabacín y media cebolla, con arroz integral. Luego estuve leyendo mucho y más tarde hablé con mi madre acerca de mi abuela: me asusta convertirme en una especie de guía, ser tranquilizadora, tener el control sobre la situación actual de mi mamá: siempre tuve que ser un poco como su madre o su padre, y esto, según mis sendos analistas, no es bueno para mí. Mi mamá se sale del papel de madre para convertirse en algo dependiente de mí, cada vez que tiene un problema; ¡me canso!
Mi mamá me contó que mi abuela le dijo que cuando yo era muy pequeña me negaba a comer
animales muertos.
Hice una olla grande de infusión de romero, que estuve tomando todo el día. Escuché a Peña.
Me duché, llené la botella de acero antinoséquécosas que tenemos en la cocina con infu, y fui al parque con el perro. En el camino pensé que cuando vuelvas voy a cobrarte estas  semanas con creces: cuento los días que me faltan para dejar de ir al putísimo parque. Por suerte, Petri me dijo que el jueves quizás vaya con amigos a Cercedilla o algún sitio así, y que si le presto al animal.
Volví a las diez de la noche, se levantó un aire super agradable: abrí todas las ventanas y pude apagar el ventilador. Leí un poco más, le di la cena al perro, al gato, y yo me calenté lo que quedó de pisto con arroz.
Ahora me voy a la cama, con una taza de infusión, a ver si puedo dormir mucho.
Mis planes para mañana: cocinar los scones para tu madre, comprar productos de limpieza en el supermercado, limpiar un poco para que no se diga, y luego veremos qué tal la tarde de nuera y suegra.
Te extraño. Vi una mujer a lo lejos en el parque que se acercaba con una camisa como la tuya a cuadros verdes: mi corazón dio un salto.
Te extraño pero hago como si no te extrañara, como si esto fuese normal; juego a que no existís en mi vida, solo para sobresaltarme cuando algo me recuerda a vos.
Te extraño a vos, que sos mi vida.
Que duermas bien, preciosa.

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